martes, 21 de octubre de 2008

Entrevista a una participante: Marisa Aznar


Entrevista realizada a Marisa Aznar (67 años, participante del aula de Medios de Comunicación) por sus propios compañeros de actividad.

La soledad sonora


Se autodefine como una persona sola por circunstancias de la vida pero la realidad es que ha comprendido (aun sin la compañía de su gran amor) que su familia, amigos y todas las actividades en las que se se incribe para dar de lado a esa soledad impuesta; significan hoy un espacio de diálogo con los demás y a la vez con una misma. Una etapa de especial de riqueza que no esperaba encontrar a estas alturas.
Una vida la suya que se ha visto subrayada por el concepto del amor (a su esposo, a sus padres, a sus hermanas) y es precisamente ese sentimiento el que Marisa busca incesantemente a su alrededor en todos aquellos grupos en los que participa para simplemente sentirse querida.


_¿Dónde nacistes?
En la calle Caballeros, en frente del Servicio Doméstico, luego fui a Acción Católica. Siempre he tenido relación con grupos de gente y me lo he pasado muy bien. Con las monjas de la Pureza hice muchas actividades. Mi vida por aquel entonces se podía resumir con la frase “Cosiendo, trabajando y muy feliz”.

_¿Siempre has vivido allí?
De adolescente nos trasladamos por la carretera de Barcelona, a la calle Sagunto. Era un piso que habían comprado mis padres y nosotras nos creíamos las marquesas con tele y todo, y unas camas de metal que nos hicieron. Todo era felicidad, cualquier pequeña cosa era vivida como un gran acontecimiento que traía mucha alegría.

_Marisa ¿tuviste una infancia feliz?
Mi infancia fue “de categoría”. Padres y hermanos estábamos muy unidos, fue una época muy feliz. Mi padre se volcó en su familia, cuando llegaba a casa jugábamos con él. Nos ayudaba a hacer los deberes y así es como él que no había podido estudiar, iba aprendiendo más cosas. Recuerdo que nos pasábamos el día jugando en la calle.

_ ¿Cuántos hermanos sois?
Yo era la mayor de tres hermanas, tuve una gemela que falleció a los pocos meses de nacer.

_Una pregunta un poquito indiscreta ¿cómo iniciaste la relación con tu esposo?
Trabajaba de modista, y una compañera vivía en el barrio de la aguja. Un día fuimos a una reunión con un pick-up y él estaba alli y me tiró el ojo. Vino y bailamos. Mi amiga le dio información sobre mi... y hasta que me metió en el bote.

_ ¿Echas de menos no haber tenido hijos?
Se ve que no valíamos para eso (risas). Nunca ha sido un trauma, la verdad es que lo tomamos tal y como vino. Nos casamos con ilusión de tener una familia pero el trabajo en la tienda nos absorbía todo el tiempo. El lugar de los hijos ha sido suplido por el inmenso amor hacia los sobrinos. En cualquier caso Dios no lo ha querido y nosotros nos hemos conformado.

_Sabemos que eres una mujer de medios pero... ¿Hasta dónde te afecta la actual crisis económica que estamos viviendo?
Pues mira, justamente tengo el chalet en venta pero ¡no encuentro comprador! Está entre Bétera y Olocau.

_En caso de que que necesites un comprador, acude a mi... (risas)

_Una última pregunta “off the record” ¿Qué te ha supuesto apellidarte Aznar?
Allá donde voy me preguntan lo mismo “oiga ¿usted tiene que ver algo con el ex presidente...?” Y yo contesto, que ojalá, porque de ser así tendría influencias y podría hacer muchas cosas (risas)

Marisa se despide de la entrevista y nos avisa que la semana próxima se vuelve a ir de viaje. No para. Es inquieta, se expresa, sonríe, se apunta a un bombardeo. Ella, la mayor de sus hermanas, la que les dio ejemplo y nos lo da a todos los que compartimos con ella los ratitos que le deja su apretada agenda.

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